Diagnóstico de los trastornos del equilibrio

Existe una primera fase en el manejo de estos pacientes con trastornos del equilibrio, que pasa por realizar una valoración clínica, subjetiva e instrumental del de la alteración de su balance corporal.

Este estudio está orientado a buscar el origen, la severidad y la lateralidad de la patología.

En el caso de la exploración clínica, clásicamente las pruebas a realizar son el estudio del RVO (reflejo vestíbulo-ocular), el RVE (reflejo vestíbulo-espinal)  con las pruebas de Romberg, Unterberger, Babinski-Weil y en el caso de pacientes ancianos estudios que veloran el riesgo de caída, como el “timed up and go” y los test de Tinetti y Berg.

Entre las pruebas instrumentales a realizar que permiten la valoración en pacientes con patologías tanto en el ámbito de la ORL, como lsa traumatología y la neurología están el sway array, la craneocorpografía y en especial la posturografía dinámica computerizada (PDC).

La PDC es la prueba más importante para valorar el estado funcional del equilibrio del paciente, basándose en el control del desplazamiento del centro de gravedad del paciente en 6 condiciones diferentes de estímulos sensoriales, básicamente con ojos abiertos, cerrados, entorno visual fijo o móvil y plataforma de sustentación fija o móvil. La combinación de estas condiciones nos da una información cuantitativa para establecer cual de los sistemas de control del equilibrio se hallan afectados y en que grado. De esta forma, permite el diseño de estrategias de RV y la objetivación de los resultados. Permite valorar el tipo de estrategia articular que el paciente aplica para el mantenimiento de su equilibrio; si esta se basa en la rotación sobre el tobillo, o si bien precisa la utilización de la cadera para el mantenimiento de la cadera en las condiciones más precarias de estabilidad. Son estos los pacientes que muestran mayor tendencia a las caídas.

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